Todo crecimiento conlleva incomodidad. Puede ser más llevadera o menos, pero siempre está presente. Al igual que toda incomodidad conlleva crecimiento.
Cuando quieres aprender algo, tendrás que pasar por la incomodidad de estudiar o practicar. Cuando quieres ser más fuerte físicamente, tendrás que pasar por la incomodidad de entrenar. Cuando te enfrentas a un infortunio, no te queda más remedio que pasar por la incomodidad. Pero eso también te hace crecer.
Si el crecimiento está en la incomodidad ¿Por qué buscamos siempre la comodidad?
El famoso “salir de la zona de confort” es algo ampliamente aceptado en nuestros días como un camino hacia el crecimiento. Sin embargo, en la práctica, la tendencia general es evitar la incomodidad. ¿Será que no queremos crecer? No lo creo. La tentación de la comodidad es demasiado grande. Y cómoda, valga la redundancia. Netflix y el sofá son más fuertes que entrenar o que leer un libro.
Pero mantenerse en la comodidad tiene un alto precio. No sólo no crecemos, sino que además estamos más expuestos al sufrimiento. Sufrimiento por las emociones negativas que la incomodidad nos puede provocar: miedo, frustración, ansiedad, etc.
Si no estamos acostumbrados a lidiar con la incomodidad sufriremos mucho más cuando se presente de cualquier forma. Y se presentará seguro, porque así es la vida.
La clave está en la actitud hacia la incomodidad
Los estoicos como Séneca no solo pensaban que había que afrontar las incomodidades, si no que también había que practicarlas. Ellos la practicaban de diferentes formas, tales como vistiendo ropas ligeras cuando hacía frío, durmiendo en el suelo, comiendo la comida más sencilla, o acudiendo a un evento vistiendo ropas “diferentes” a lo convenido en la época.
“Reserva un número de días durante los cuáles comerás la comida más barata, llevarás tus peores ropas y te preguntarás mientras tanto ¿es esta la condición que tanto temía?”
-Séneca
Hoy día, este tema vuelve a estar de actualidad. Cientos de personas predican en las redes sociales los beneficios de las duchas frías o los baños de hielo, de caminar descalzo, de madrugar, de hacer ejercicio físico intenso o posturas difíciles de yoga, entre otras muchas propuestas creativas.
Sin embargo, los escaladores y escaladoras ya estamos familiarizados con esta cuestión desde siempre. Escalar una pared roca, dejándote literalmente la piel en ella y además lidiando con nuestro miedo más profundo: el miedo a caer. Y no solo es que la actividad en sí sea un ejercicio constante de lidiar con la incomodidad. También forma parte de la cultura escaladora crecer en la incomodidad, ir siempre un paso más allá. Pasar de escalar de segundo a escalar de primero, buscar siempre escalar vías con más grado de dificultad o aprender a lidiar con las caídas son algunas de las cuestiones que evidencian esta tendencia a crecer a través de la incomodidad.
Replantear la adversidad como una aventura
El escalador americano Tommy Caldwell aprendió de su padre el mismo concepto estoico: elective hardship (incomodidad elegida). Se trata de lo mismo, exponerse situaciones que te pongan a prueba y te hagan crecer. Siempre observando las medidas de seguridad, no se trata de arriesgar el físico de cualquier manera.
Y la clave está en otra de las cosas que aprendió Tommy de su padre: replantear la adversidad como aventura. Permitirse estar expuesto a la incomodidad, al desafío, como una oportunidad para ponerse a prueba, para crecer, para aprender y conocernos a nosotros mismos.
Un tipo de educación muy interesante, quizá no tan obvia para muchas personas que tienden a anteponer la seguridad, la protección y la comodidad como máximo propósito.
“Las dificultades son inevitables. Así que ponte las gafas y ponte de cara al viento.”
-Tommy Caldwell
Creo que a Tommy le fue muy útil haber sido educado de esta manera. Probablemente le sirvió cuando escalando en Kirguistán fue secuestrado por unos yihadistas. Y le siguió sirviendo cuando perdió el dedo índice cortando madera, viendo tambalearse su carrera como escalador. A pesar de eso, consiguió liberar una de las vías más duras de El Capitán, The Dawn Wall, tras siete años de esfuerzo. A continuación, puedes encontrar la Ted Talk donde Caldwell habla de todo esto:
Beneficios de practicar la incomodidad
Ya has leído a lo largo de este artículo algunos de los beneficios de practicar la incomodidad, pero vamos aclararlo un poco más.
Hemos dicho que lidiar con la incomodidad y con las emociones negativas que provoca nos hace crecer. Además, nos hace más libres. Libres porque expandimos nuestras posibilidades. Libres porque no nos supeditamos a las comodidades. Si quiero ir a la montaña, voy, aunque sea más incómodo que quedarme en casa. Si quiero escalar vías nuevas y algo más difíciles, lo hago y las disfruto. Si quiero algo que requiere esfuerzo, no me acobardo ante ello. Si la situación no es como me gustaría, me adapto y la gestiono de forma eficiente.
“El que persigue el placer pospone a él todas las cosas, y lo primero que descuida es su libertad. No compra los placeres para sí mismo, sino que se vende a los placeres.”
-Séneca
Vivir la “aventura de la incomodidad” también nos hace reflexionar y conocernos mejor a nosotros mismos. Además de cuestionar por qué hacemos las cosas, si es por comodidad o porque realmente las queremos. Las dificultades y la incomodidad nos da la oportunidad de ponernos a prueba, de ver lo que somos capaces de hacer. Si nunca pruebo a escalar, nunca sabré si soy capaz de ello o si mi capacidad de gestionar mi miedo está desarrollada, por ejemplo.
Por último, gracias a la incomodidad podremos apreciar mejor la comodidad. Es decir, seremos más agradecidos. ¿Cuándo está la comida más rica? Con hambre —o después de escalar—. ¿Cuándo se duerme mejor? Cuando estamos cansados. Estando atiborrados a comodidad nos es más difícil disfrutar de los placeres cotidianos, ya que tendemos a acostumbrarnos a ellos y dejamos de apreciarlos.
Como puedes ver, cuando nos enfrentamos a la incomodidad, los beneficios superan a los riesgos. Sin embargo, requiere de mucha voluntad y fuerza mental, que a la vez se pueden desarrollar practicando la incomodidad.