El miedo a caer es uno de los principales lastres del progreso de muchos escaladores y escaladoras. El miedo tiene la función de protegernos de un peligro percibido. “Percibido”, que no siempre es real. A veces, instintivamente tenemos miedo de cosas que no presentan un riesgo real. En el caso de la escalada, el miedo a caer nos priva de experimentar y avanzar todo lo que nos gustaría. Y si bien en ocasiones está justificado y gracias a él nos mantenemos seguros, otras es bastante irracional, porque sabemos de sobra que una caída no implicaría ningún tipo de riesgo. Y sin embargo ahí sigue, limitándonos.
Es más, probablemente has comprobado de primera mano que cuando tienes miedo y piensas que te vas a caer tienes muchas más probabilidades de que eso pase. No es fácil saber la causa de esto, pero en este artículo vamos a hablar de una técnica interesante procedente de la logoterapia que quizá se podría aplicar al miedo a caer con buenos resultados. Lee y juzga tú mismo.
Hiperintención e Intención Paradójica
La hiperintención es cuando se mantiene una intención excesiva en lo que se quiere conseguir, de manera que impide la realización de lo que se desea. Por ejemplo, si lo que quieres es no caer o encadenar una vía, pensar excesivamente en eso provocará justo lo contrario: que caigas o que no consigas encadenar la vía. Quizá sea la presión o la falta de concentración pero, cuánto más miedo tienes de que algo suceda, más posibilidades de que ocurra. Al igual que cuando tienes un evento importante al día siguiente y te cuesta dormir. Cuanto más quieres dormir más difícil se torna.
Pues bien, para contrarrestar los efectos de la hiperintención, la logoterapia tiene una herramienta un poco peculiar: La intención paradójica. En lugar de desear que algo no ocurra (como caerse), la intención paradójica consistiría justo en lo contrario: desear que ocurra lo que se teme (caerse).
Se pide a la persona que detenga la tendencia a tratar de evadir o controlar sus síntomas. Incluso se le pide que los haga aparecer deliberadamente, deseándolos y exagerándolos.
Volviendo al ejemplo del miedo a caer, la intención paradójica sería desear caer. Te dirías: ahora voy a escalar esta vía y me voy a caer todo lo que pueda. Así aprenderé a caer y veré que no es para tanto. ¿Qué crees que pasará? Probablemente caerás mucho menos, escalarás con más seguridad en ti mismo y si caes ¡cumplirás tu objetivo!.
En el caso del insomnio, la intención paradójica sería plantearse el objetivo de no dormir para combatir la hiperintención de querer dormirse. La tarea ahora sería evitar dormirse, teniendo una mayor sensación de control sobre si lo consigue o no. De esta manera, intentando no dormirse lo más probable es que se duerma en cuanto desvíe la atención hacia otra cosa.
Según Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, la técnica de la intención paradójica pretende confrontar el sentido común de la persona a la que se le aplica. Así, con la intención paradójica en terapia se animaría al paciente a hacer o a desear que ocurra aquello que precisamente teme.
Siempre hay que tener en cuenta la realidad y las posibles consecuencias de manifestar la intención paradójica. Obviamente si estás haciendo una vía expuesta y la caída es realmente peligrosa, más te vale no caerte ni querer caerte. Probar la intención paradójica debe hacerse teniendo en cuenta todas las circunstancias y las posibles consecuencias, sea cual sea el ámbito donde queramos aplicarla.
Breve introducción a la logoterapia
La logoterapia es una corriente de la psicología basada en que la voluntad de sentido es la motivación primaria del ser humano, por lo tanto se especializa en ayudar a los pacientes a encontrar sentido a su vida.
Viktor Frankl fue el fundador y desarrollador de la logoterapia, además de ser el superviviente de varios campos de concentración nazi, lo que le permitió observar de primera mano cómo funciona la psicología humana y el papel de la búsqueda de sentido en las circunstancias más extremas. En su famoso libro “El hombre en busca de sentido” narra y analiza sus experiencias en los campos de concentración, además de hacer una pequeña introducción de la logoterapia en sus últimas páginas.
A la primera pregunta, sí, con frecuencia reconozco los efectos de la hiperintención. Por ejemplo, al ir a chapar en una vía física, surge la idea de que no voy a aguantar del canto para chapar por cansancio, la hiperintención de no cansarme hace que me agote en segundos.
Creo que puede funcionar, pero sólo en escenarios donde la percepción es errónea. Por ejemplo, si se quiere evitar desconcentrarse al negociar un pasaje expuesto, es una herramienta que no te ayudará. Me surge la duda de si practicarla en momentos “seguros” consigue que la mente rompa la tendencia en traer ese pensamiento a la consciencia para todos los momentos.
Totalmente de acuerdo, no es una técnica aislada que se pueda usar en un momento en el que se está realmente expuesto. Es más bien una herramienta que formaría parte del proceso de conocer mejor nuestra mente y las limitaciones que proyecta. Debe ser practicada en entornos seguros, donde racionalmente sabemos que no corremos ningún peligro y aún así podemos tener miedo, como en el caso de escaladas deportivas ligeramente por encima de nuestro grado pero bien protegidas.
¡Gracias por compartir tu reflexión!