“La montaña no es como los humanos. La montaña es sincera.”
Walter Bonatti
Esta frase es muy sincera, valga la redundancia. No es que los humanos no seamos sinceros, es que no lo somos lo suficiente. No lo somos con nosotros mismos, mucho menos con los demás.
Tenemos una idea de cómo fueron, cómo son o cómo deben de ser las cosas, y nos contamos una historia que encaje con esa idea.
Y si no encaja, la hacemos encajar. Con mucho empeño y energía, aunque a menudo con pobres resultados.
¿De qué sirve que algo parezca que es como quiero? En principio, de nada, porque al final todos los velos caen. Tarde o temprano. Primero en la conciencia y después en el mundo externo.
Creo que cuesta menos esfuerzo aceptar la realidad, que mantener una mentira. Pero aceptar nos genera mucha resistencia. Nos sentimos incómodos por la realidad y creemos que nuestras historias son mejores. Tampoco queremos aceptar que nos queda trabajo por hacer para alcanzar la realidad que deseamos.
También creo que simplemente nos queremos poco, y damos poco valor a nuestra historia real. La consideramos insuficiente y por eso nos contamos historias, las cuales nos da miedo comprobar que no son reales.
Seguro que has conocido a alguien (o has sido tú en algún momento) que consideraba que podía escalar vías de un determinado grado. Que se cuenta esa historia. Pero la escalada es sincera, y si no puedes, da igual que tú creas que puedes.
Conocí personas que dejaron de escalar por no aceptar que un 6b les podía ser duro. Que hacía falta escalar de continuo y esforzarse un poco. Que no valía con “estar fuerte” físicamente. Su ego no podía admitir que no estaban (aún) a la altura. Entonces, nunca lo estarán. Nunca tendrán la humildad de aceptar la sinceridad de la roca, y hacer lo que haya que hacer para ponerse a la altura. Se perdieron la escalada para poder mantener su mentira.
La cuestión es que da igual que no puedas, porque otras cosas podrás disfrutar. Otro grado, otra vía, o lo que sea. Y no es menos divertido ni menos honorable. Solo que tu proyección mental te quería poner en ese nivel que no se corresponde con tu realidad, generando gran frustración.
Pero es más importante conocer la verdad y trabajar con ella, que vivir en la mentira. Si quieres que algo sea de una forma, pero te faltan algunas cosas para alcanzar esa realidad, más valdría que algún tipo de sinceridad te muestre el camino a seguir, las cosas que tienes que hacer (o dejar de hacer) para alcanzar tus propósitos.
La montaña es sincera. La escalada es sincera. Y, si bien de la montaña y la escalada nos podemos esconder, la podemos evitar, la cuestión es que también la vida es sincera. Puede parecer que estamos imponiendo nuestra historia mental en nuestra realidad, pero siempre llega un momento en el que todo se desmorona y nos encontramos con la verdad.
Ahí es donde tenemos que ser fuertes y honestos, y hacer lo que haya que hacer, sea para corregir la situación o sea para ponernos verdaderamente a la altura.
Puede que esto sea un proceso doloroso, conocer la realidad así de golpe, pero son oportunidades de la vida para volver al camino que más nos conviene.
Digamos que vamos caminando por el sendero equivocado, uno que lleva a un precipicio. Cuanto antes la montaña o la vida sea sincera con nosotros, antes podremos corregir nuestro rumbo.
¿Nos va a joder darnos cuenta de que llevamos un rato caminando en la dirección equivocada y que ahora tenemos que desandar los pasos? Sí. Pero más jodería seguir caminando hacia el precipicio.