Simulaciones mentales y escalada

¿Qué es la simulación mental?

Es una habilidad que tiene nuestra mente para imaginarnos realizando una acción concreta y visualizar sus resultados.

Para ello utiliza una mezcla entre lo que recordamos, lo que percibimos y algunas asociaciones entre otras experiencias similares. Es decir, no tienes por qué haber vivido personalmente la acción que quieres simular, puedes simplemente visualizarla en base a información que ya tienes en tu cerebro.

Por ejemplo, te puedes visualizar saltando desde lo alto de un precipicio y saber que no vas a acabar muy bien (a menos que uses paracaídas). Pero no hace falta que saltes del precipicio para que tu mente sepa eso. Relaciona otras experiencias, como caerte desde lugares más bajitos, para saber que algo así no es bueno para ti.

Es una herramienta poderosa y fácil de usar. Solo tienes que establecer un objetivo. “Voy a escalar esa montaña”. Y, automáticamente, tu mente empieza a hacerte visualizar todo tipo de cosas relacionadas, como el material que necesitarás, la ropa que vestirás o con quién irás. Además de proyectar el resultado final deseado (o imaginado), que sería a ti mismo en la cima de esa montaña.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Como reza este proverbio popularizado en los comics de Spiderman, hay que tener cuidado cuando se manejan estos grandes poderes que todos llevamos en nuestra cabeza. No debemos dejar que nuestra mente imagine lo que quiera o que se deje influenciar por experiencias negativas o viejos patrones que no siempre son útiles para nuestros objetivos.

A veces hay que poner un poco de consciencia en ello. Dedicar un poco de energía a analizar y controlar estas simulaciones. Por ejemplo, cuando estás repitiendo esa vía una y otra vez y te caes siempre en el mismo punto. Inconscientemente, cuando te imaginas haciéndola, también te caes en tu imaginación (quizá porque aún no sabes cómo se supera), lo que te predispone para la caída. Si bien esto es útil para anticipar la caída y hacerte menos daño, lo obvio es que prefieres no caerte.

En este caso, haciendo una simulación mental consciente de ti mismo superando ese paso en el que siempre te caes (visualiza cada paso e imagina movimientos nuevos que te podrán llevar a superar el paso), y encadenando la vía aumentará enormemente las posibilidades de que eso pase.

Veamos por qué.

¿Cómo funcionan las simulaciones mentales?

Funcionan porque al imaginar una acción o secuencia activamos las mismas partes del cerebro que activamos cuando estamos realizando una actividad física real.

Si imaginas que estás ante una luz cegadora, se activará el área visual del cerebro, así como si imaginas que tienes un insecto en la pierna se activarán las partes táctiles, haciendo que hasta sientas al bicho pasearse por tu piel.

Pero todas estas reacciones no sólo ocurren dentro el cerebro, también desencadenan respuestas físicas. Cuando imaginamos que estamos frente a una gran pared (digamos El Capitán en Yosemite, o ese proyecto tuyo) no podremos evitar que nuestros ojos vayan hacia arriba. Al igual que si imaginas palabras que empiezan por m o b tus labios realizarán sutiles movimientos, aunque no las estés pronunciando, sólo imaginándolas.

¿Cómo puedo usar las simulaciones mentales para mejorar mi escalada?

Las simulaciones mentales nos ayudan a manejar nuestras emociones. Nos ayudan a lidiar con determinadas situaciones que pueden ser complicadas, antes de que sucedan.

Se usan incluso como tratamiento para diferentes miedos y fobias, como por ejemplo a las arañas o a volar (en avión). A los pacientes se les induce un estado de relajación que inhibe la ansiedad, para después guiarlos a través de la simulación de una confrontación gradual con sus miedos, avanzando cada vez más hacia el centro del miedo o fobia. Cada vez que estas simulaciones mentales crean ansiedad se para un momento para utilizar alguna técnica de relajación.

Para mejorar tu escalada puedes realizar estas simulaciones mentales. Puedes imaginarte escalando ese proyecto que tienes a medio, cada movimiento, cada cinta que pones, cada sensación que recuerdes… Así hasta verte en la tocando la reunión.

Anticipar situaciones

Si hay una parte en la que sueles caer, visualízate superándola con éxito. Imagina toda la secuencia de pies y manos, incluso la sensación de satisfacción que tendrás cuando consigas hacer ese paso. A tu cerebro le cuesta diferenciar lo que es real de lo simulado, por lo que se puede decir que esto es una forma de entrenamiento mental.

Las simulaciones mentales también son útiles anticipando respuestas a posibles problemas. Igual sirve para visualizarte resolviendo ese paso difícil que imaginándote teniendo una caída segura después de intentar esa secuencia que está por encima de tu nivel. Cuando te subas a intentarlo tendrás muchas más posibilidades de ir confiando en tus capacidades y con la seguridad de que sabrás gestionar una posible caída.

Como ves, la simulación mental tiene muchas posibilidades, el único límite es tu imaginación (literalmente).

Para terminar, el dato que falta para terminar de convencerte: está demostrado que la práctica mental produce hasta dos tercios los beneficios de la práctica física.

Impresionante, ¿verdad? Pues, si no puedes salir a escalar, ya sabes. La segunda mejor opción es imaginar que escalas.

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